NI MARTE NI VENUS. Juanjo Conejo

Duele el alma de pensarte,
hasta que huyan a Marte
los pájaros de mi cabeza.

En las noches sin luna,
estás en alguna parte,
escondida, a oscuras.

Si como estrella apagada
estás en Venus dormida,
despierta del sueño, corre.

Corre a mi lado,
ven conmigo,
estaré contigo.

Porque en ese contacto,
que ávido resplandece
en el choque del tacto,

un escalofrío permanece,
un temblor que estremece
un único cielo.

Juanjo Conejo