LA PASTORA Y EL REY. Juanjo Conejo

Pastora morena,
de mirada de seda
y de aura limpia,
escucha mi deseo:
pastorea tu rebaño
junto a mi castillo.

Pastora morena,
que te refugias del calor
en las sombras de las peñas
y que llevas entre tus pechos,
con todo tu amor,
a la oveja más pequeña.

Pastora morena,
ven a mí con la luna,
enciende la antorcha,
no te salgas del sendero,
y trae en un cántaro
el agua de los arroyos.

Rey mío, quítate la corona,
lavaré tu cabello con agua pura,
y bebe de la leche de mis ovejas.
Recoge cerezas en mis mejillas,
racimos de uvas en mis labios,
y sáciate de lo mejor de mis frutos.

Mi rey ya tiene en su cuerpo
la lana de mis rebaños,
que aprecia más que la capa,
bordada de oro, de su reinado.
Que mi amado descanse ahora
del fragor de sus batallas.

Mi rey se ha dormido,
alegre y sereno,
junto al fuego de su alcoba;
que no despierte hasta el alba,
que sueñe con su pastora
hasta que llegue la mañana.

Juanjo Conejo