EL BIG BEN Y LA MÁQUINA DEL TIEMPO. Juanjo Conejo

27 de mayo de 2005, 21:00. El asesino más peligroso e inteligente de la historia andaba suelto por las calles de Londres. El Big Ben y el río Támesis formaban parte del escenario del crimen. A los pies de la Torre del Reloj se hallaba el cadáver de la víctima número 12. El crimen 12 cerraba el círculo. Sólo quedaba un ritual, a las doce de esa noche, que permitiría al asesino acceder a una dimensión sobrenatural que le convertiría en el amo del mundo. Este era el nombre de las víctimas: Guillermo, Enrique, Esteban, Ricardo, Juan, Eduardo, Juana, María, Elisabeth, Ana, Victoria e Isabel. Seis hombres y seis mujeres, todos con el nombre de reyes y reinas de Inglaterra.

Todos los cadáveres, excepto el último, se encontraron flotando sobre las aguas del río Támesis. Todos los cadáveres tenían una cifra en la mano izquierda. Las cifras de cada mano arrojaban pistas sobre el lugar y la hora donde se produciría el próximo asesinato. La mano de la víctima 11 estaba marcada con el número 334, seguido de los dígitos 21:00 (hora del crimen). Ni siquiera Lince, el agente más agudo y sagaz del Reino Unido, evitó la muerte de la víctima que cerraba el círculo. Lince observó, en la cabeza de la víctima 12, el impacto de una bala procedente de un rifle de larga distancia. Sólo un disparo. Anotó en su bloc de notas que el asesino era un francotirador.

Lince anotó en su bloc de notas que la mano de la víctima 12 no tenía cifras grabadas. Dedujo que el asesino ya cumplió su propósito. Lo que no sabía Lince es que el asesino, líder de una secta satánica, urdía un ritual que le convertiría en inmortal. El Dr. Cronos, un científico al que todos creían loco, ayudaba a Lince en su investigación. Lince dijo al Dr. Cronos: “¡Ha llegado la hora de probar tu máquina del tiempo!”. El Dr. Cronos contestó: “¡Sólo está preparada para retroceder 90 minutos, son las 22:20, sólo contarías con 10 minutos para impedir el crimen!”. Lince contestó: “¡Tengo que intentarlo!”. Y, sin más demora, subió a bordo de aquel extraño artefacto.

Cuando descendió de la máquina del tiempo, observó con todo detalle el entorno, intentando averiguar desde dónde disparó el asesino. Escarbó en su memoria, traicionada por los nervios. De pronto, el número 334 apareció en su mente. Y, en ese instante, recordó que hay 334 escalones hasta el Reloj de la Torre. Lince exclamó: “¡Desde allí disparará el asesino!”. No hay ascensor en la torre del reloj, así que corrió con todas sus fuerzas. Cuando llegó a lo alto, el asesino estaba afinando el disparo. Lo detuvo, 10 minutos antes de que, en el otro plano del tiempo, ejecutara su ritual de inmortalidad. El Reloj de la Torre se detuvo a las 22:20, volvió a funcionar a las 23:50.

Juanjo Conejo

Nota del autor:
La Torre del Reloj tiene, efectivamente, 334 escalones (sin ascensor). Por otro lado, es un hecho real que, el 27 de mayo de 2005, el reloj de la torre estuvo parado entre las 22:20 y las 23:50, se cree que fue debido a las altas temperaturas alcanzadas ese día.